MITOS DE LOS JARDINES DE FORESTIER
Los Jardines de Forestier han sido utilizados durante varias generaciones de niños y niñas de Guzmán como lugar de juegos. Fue el centro de reunión de la infancia guzmareña y sus miradores servían de merenderos. ¡Un lujo de merenderos!
En un rincón de los jardines se encuentra la Fuente del Sátiro, que despierta la fantasía de los niños, quienes imaginaban que la cara del Sátiro era en realidad una anciana que perseguía a los niños para echarlos del Jardín. Por eso es conocida por los pequeños de aquella época (hoy adultos de 35 años), como “La Fuente de la Vieja”.
Cuentan estos jóvenes que jugaban a hacerse preguntas con una mano metida en la boca del Sátiro, y que si no decía la verdad la vieja cerraba la boca y le comía la mano; estaba claro que ninguno mentiría. Fue también en el juego del escondite, el punto donde contaba “el que la queda”, sirviendo el maravilloso laberinto de setos que hay enfrente como perfecto lugar para esconderse; claro que en aquel entonces eran bastante más altos, posteriormente fueron cortados a la mitad.
En la adolescencia le dieron el uso de Fuente de los Deseos, donde las chicas casaderas arrojaban una moneda para que la vieja les concediera su príncipe azul.
En verano también utilizaban la piscina que pertenece al Colegio Mayor Nuestra Señora del Buen Aire, por turnos; primero las chicas y después los chicos, normas puestas por las monjas Teresianas, hasta que más tarde prohibieron su utilización; pero a los chicos y chicas de nuestro pueblo no les importó mucho, ya que el muro de acceso a los jardines era fácil de saltar. No estaban dispuestos a renunciar a tan atractivo lugar de juegos.
Los Jardines de Forestier han sido también escenario de varias películas. Una de las más conocidas fue “Más allá del jardín”, protagonizada por Concha Velasco y Manuel Bandera, y dirigida por Pedro Olea; estando esta inspirada en una obra de Antonio Gala.
Todo esto despierta en mí una sana envidia por no haber podido disfrutar en mi niñez de un sitio tan maravilloso, fantástico y mágico… lo que daría por comerme un bocadillo sentada en uno de eso miradores.
Fuentes de información: Lugareños
Autor/a y equipo de trabajo
Beatriz Arenillas