Desde los
comienzos de la humanidad, todas las civilizaciones han sufrido la necesidad de
crear sus propias religiones, mitos y leyendas las cuales, han sido utilizadas
para dar respuestas a los enigmas que el hombre ha encontrado en la existencia
de la vida. Ya desde la prehistoria la condición humana ha dado una importancia
suprema a la adoración de los animales y demás elementos proporcionados por la
naturaleza que facilitaban la
subsistencia. Estos mitos carecen de una solidez real o al menos no atienden a
un pragmatismo que conecte con la realidad. Es por ello que la ilimitada entelequia del ser humano le ha llevado a
crear divinidades para dar respuesta a
todas estas cuestiones.
Olimpo de los dioses |
Estos mitos
creados por el hombre han condicionado en todas las culturas sus costumbres,
historia, pensamientos y comportamientos sociales, más en algunas
civilizaciones, el hombre ha creado dioses a su imagen y semejanza como es el
caso de la mitología griega basada en seres inmortales de naturaleza divina y
semidivina que compartían victorias, venganzas y amores con el resto de los
mortales, historias todavía presentes en nuestra sociedad a través del arte y
la literatura.
Un mismo dios
en lugares diferentes, aun conservando
la misma esencia, podía tener
características diferentes o distintas versiones de sus hazañas, esto es debido
al hecho que los dioses sufrían al igual que el hombre y su sociedad una
evolución en el tiempo. El mundo clásico ha proporcionado una indudable
herencia a las sociedades occidentales y queda patente en aspectos tan
importantes como la justicia y la política. Si a Grecia le debemos la cuna de
la democracia, a Roma se le atribuye el concepto del derecho tal y como hoy se
sigue entendiendo y aplicando.
LOS MITOS GRIEGOS
Diosa Astarté |
La
formación de la mitología griega fue un proceso lento que evolucionó a medida
que lo hacía la sociedad desde los estados más primitivos. Las primeras
divinidades fueron las relacionadas con la fertilidad, las protectores de la
vegetación, de las cosechas, la diosa madre tierra y en particular una serie de
diosas relacionadas con la agricultura.
Para los griegos, dioses y
hombres habían sido creados por igual en el sentido de que el mundo era igual
para todos, sólo que los dioses existirían siempre, mientras que el hombre
tenía una vida finita y limitada. En la cultura griega, a diferencia de la
egipcia, la vida del más allá no era motivo de preocupación, aunque personajes
como Herodoto, consideraba que parte del panteón heleno podía tener influencia
de los dioses de la civilización del
Nilo. Las relaciones entre los pueblos del Oriente Próximo siempre
existieron lo que hace posible que se influenciasen mutuamente y que no pueda
hablarse de una mitología totalmente original. Es indudable que la diosa
Afrodita griega tenía su antecedente en la diosa fenicia Astarté, diosa del
amor, fecundidad y la belleza.
La relación de los griegos con
sus dioses era la de establecer una amistad con ellos, de tenerlos de su parte,
puesto que eran conscientes de que regían su destino. Sin duda, podríamos decir que marcaban las pautas de
comportamiento de una sociedad que temía el castigo divino si se comportaba
mal.
No existía una organización
religiosa oficial, los dioses tenían una significación política.
Las ciudades- estado griegas
tenían a su dios particular o a un grupo de dioses a los que rendían culto en
los numerosos y hermosos templos, además de existir lugares sagrados para todo
el país como es el caso de Delfos, sede del célebre oráculo. Delfos estaba dedicado
al dios Apolo y gentes de toda Grecia confluían allí para preguntar sobre su
futuro.
Dios Zeus |
También en las casas particulares
se rendía culto a ciertos dioses protectores. Era común que hubiera un altar a
Zeus en los patios de las casas o que Hestia, la diosa del hogar, tuviera sus
ritos y sus devociones que se oficiaban en el interior de la casa. A los dioses
se les dirigían oraciones y se les ofrecían sacrificios, generalmente animales
domésticos que eran degollados y cuya sangre se recogía en un recipiente, al
tiempo que los sacerdotes examinaban las vísceras del animal para saber si el
sacrificio era grato al dios.
Los templos eran las moradas de
los dioses, los sacrificios se efectuaban en un altar situado fuera del templo,
y una vez confirmado que era aceptado por el dios, se quemaba la grasa del
animal junto con hierbas aromáticas, para que el humo llegase hasta el dios y
se sintiese satisfecho y complacido. Los dioses sólo necesitaban olores y
perfumes, por lo que su naturaleza sería inmortal al no estar sujetos a las
necesidades de la carne.
Para los griegos los dioses, el
mundo y los humanos habían sido creados al mismo tiempo, habitaban en el monte
Olimpo, en familias divinas que compartían con los humanos comportamientos,
actitudes, defectos y virtudes. Así pues no había un solo dios, sino muchos
dioses, emparentados entre sí, pero sí
había un dios superior a todos los demás, y era Zeus. La mitología griega se
preguntaba cuál era el origen del mundo y qué había existido antes que nada,
antes que los propios dioses y su respuesta era el Caos.
En los primeros tiempos de un universo desorganizado, las
deidades establecieron terribles luchas entre sí por hacerse con el dominio del
mundo, en este caso nos encontramos con una lucha inicial entre Urano, que
representa el Cielo y su hijo Cronos, que representa el Tiempo. Más tarde será
el hijo de éste, Zeus, quien batalle con él hasta resultar el vencedor.
Sin lugar a
dudas, el desarrollo de Grecia y Roma, así como la importancia de su legado, no
hubieran sido los mismos sin los mitos que crearon ya que fueron determinante
para su crecimiento.
Autor/as
Luz Ramírez
Fuentes: "Mitología Griega" Ediciones Albor
Modulo de Agentes de Desarrollo Turístico -Castilleja de Guzmán
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