Una mirada hacia Giove (Ciudad de Júpiter)
En 2008 surge una propuesta por
parte del pueblo de Giove (Italia) mandando un comunicado a varios pueblos que
reunían similares características a las de esta localidad por cercanía a la gran
ciudad y número de habitantes, siendo Castilleja de Guzmán el pueblo que
decidió responder positivamente a la propuesta y de este modo surge la
iniciativa del hermanamiento en febrero de ese mismo año.
Giove es un pueblo con
esencias medievales, ubicado en el Valle de Teverina, de la provincia de Terni
perteneciente a la región de Umbría en
Italia y que cuenta con 2.892 habitantes.
Existen dos hipótesis sobre el nombre de Giove: la primera remonta
a la época prerromana, en referencia a un templo dedicado al padre de los
dioses, Júpiter (Zeus), divinidad a la cual se le consagraban muchos montes
antes de que los etruscos y los umbros se dividieran. Sin embargo otra
hipótesis dice que el nombre de raíces latinas podría nacer desde la palabra
latina “Jugum”, “La Cumbre” entre dos valles, descripción que corresponde a la
posición geográfica del pueblo. A favor de esta hipótesis, en los mapas
medievales, se usa el nombre Juvo o Jugo el nombre actual Jovis (Giove) remonta
a una tradición popular.
El casco antiguo de Giove se encuentra situado en la superficie de
una colina desde dónde se puede observar el río Tevere (Tíber).
Sus callejones, arcos, y edificios del casco antiguo cuentan la
historia del arrabal, es sobre todo el majestuoso Palacio Ducal el “Castillo”
que recuerda los fastos de la nobleza.
Numerosos restos arqueológicos (tumbas, restos de
edificios, monedas, etc.) y los restos del Puerto Fluvial de San Valentino
sobre el río Tíber dan fe de la antigüedad y la riqueza del asentamiento que
construyó el arrabal medieval.
El primer documento del pueblo data del año 1191, donde
se menciona el castillo Juvo (Júpiter) muy importante por su posición sobre el
río Tevere y por esta razón fue codiciado por las ciudades de Amelia, Todi y
Orvieto, próximas a Giove.
En el 1313 el castillo pertenecía a Orvieto, pero fue
el sumo pontífice Urbano IV quien hizo terminar las luchas y en 1328 se lo
entregó a Pietro, Conde de Anguillara. En el año 1465 los amerinos ocupan el
castillo entregándoselo a Paolo II Farnese.
Después del Señorío de Farnese, sucedió en el siglo
XVI, el de los Mattei que construyó una parte del majestuoso Palacio con planta
cuadrada. El 26 de Febrero de 1481, el sumo pontífice Sisto IV le regaló el
feudo a Lucrezia de los Ordelaffi. En 1545 Octavio Farnese, duque de Castro y
Ronciglione y señor de Attigliano, gobierna por medio de su hija Contarina
Farnese. Es probable que durante estos años se construyera la parte más antigua
del actual Palazzo Ducale (Palacio
Ducal). El 14 de Julio de 1597 Matteo Farnese vende el feudo a los hermanos
Matti por 65 mil escudos. Durante los años sucesivos el castillo fue elevado a
marquesado. El sumo pontífice Urbano VIII, el 10 de Octubre de 1643 nombró a
Girolamo Mattei, marqués de Giove. Al comienzo de 1900 vendieron el castillo a
los Ricciardi, después al general Robilant y finalmente en 1936, a los condes
Acquarone que se lo vendieron al actual propietario el americano Charles Robert
Band, en la primavera de 1985 mediante subasta pública.
La entrada del Palazzo
Ducale está constituida por una logia y un plano inclinado que llevaba las
carrozas hasta el barrio noble, pasando a través de una espiral que encierra una
escalera de la misma forma. Los
torreones exteriores son notables; uno domina el valle del río Tevere, y el
otro, hacia la iglesia parroquial, tiene una terraza angular sostenida por un
águila, el símbolo de los duques Mattei Canonici. En su interior contiene obras
pictóricas de inspiración mitológica y bíblica de diferentes artistas como
Domenichino, Alfani y Paolo Veronesi. Una curiosidad del edificio es que tiene
365 ventanas, una para cada día del año. En los salones hay pinturas que
pertenecen a la escuela Ferrarese y Bolgnese.
Otros edificios de interés
en la ciudad de Giove son la chiesa parrochiale (iglesia parroquial) dedicada a
Giovani Battista (S. Juan Bautista), contiene en su interior elegantes estucos
de composiciones de anchas hojas de acanto que sugiere el motivo ornamental del
capitel corintio. Un gran ábside como marco, detrás del altar principal, se
guarda un hermoso coro con 14 escaños de nogal y una estimable tela que
representa a la Virgen María atribuida a la escuela de Niccoló de
Liberatore (1430-1502).
Pasando por Attigliano, hay
una calle que lleva hasta la iglesia de La Madonna del “Perugino”. En 1658
Francesco Caffarelli de Perugia, llamado en el barrio “El Perugino” se hizo pintar en la puerta de su casa
situada en la calle “delle molinelle” una imagen que desde ese momento fue
venerada con el nombre de la “Virgen de Perugino”. El icono es desde hace
tiempo objeto de devociones a Giove y las paredes de la iglesia están llenas de
“ex votos” de parte de los creyentes. Desde hace algunos años la fiesta de la
Virgen de Perugino se celebra el segundo
domingo de Septiembre.
En la gastronomía de Giove podemos destacar los
platos típicos umbros basados en carnes y los productos típicos de la tierra,
que se elaboran con cotidianidad y se renuevan durante las fiestas. Los
productos principales también son los vinos y aceites, ambos de excelente
calidad. Los hongos, las trufas y los espárragos cocinados con carne de jabalí
representan un plato típico que deja en el paladar los sabores del lugar. El
pichón en escabeche relleno de huevo, pan y el hígado del animal es el plato
preferido por las familias de Giove. El pichón cortado se come con pan tostado,
la salsa de la carne y el relleno.
Con una cálida mirada hacia nuestro
pueblo hermano, Giove, desde Castilleja de Guzmán admiramos la nobleza que
contempla este pueblo italiano con sus paisajes, historia y arquitectura que
nos trasladan al medievo.
Autor/as
Mª Carmen Gomez - Mª Luz Ramirez
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