El ateneísta, botánico y ‘padre’ del Jardín Americano Benito Valdés citó a los sevillanos para hacerles una pregunta sobre la utilidad que tiene todo esto.
Vistas de Sevilla desde Los Jardines de Forestier |
¿Sirven para algo nuestros parques y jardines? Esta pregunta, además de una invitación a algo más que pensar, es el título de la conferencia que dictó en el Ateneo el botánico Benito Valdés, quien, aparte de pertenecer a esa institución y de ser académico por partida múltiple, sonará más al respetable tal vez como catedrático de la Universidad de Sevilla o por habérsele encomendado en su día la concepción del Jardín Americano, con motivo de la Expo 92. Por lo que comentaba este fin de semana, la respuesta a dicho interrogante no la va a dar él sino los paisanos que asistan. Valdés solo va a ofrecer algunos datos. Y dos o tres recomendaciones interesantísimas para todo aquel que quede por encima del tapir malayo en un examen de hondura espiritual.
Setos de Arrayanes (J.Forestier) |
Lo cual obliga a empezar por el final, como es natural. "Hay dos jardines en Sevilla muy interesantes, muchísimo, que no se conocen: el del Palacio de las Dueñas, en la ciudad, y el del Colegio Mayor del Buen Aire, en Castilleja de Guzmán, que pertenece a la Universidad de Sevilla. Es obra de Forestier, como el Parque de María Luisa, y está estructurado en tres niveles, y encima es visitable los sábados y los domingos por la mañana." Son muchos los espacios verdes de Sevilla que vuelven loco a Benito Valdés, cuando no por una cosa por otra. Entre ellos, ese Jardín Americano, para cuyo abandono durante 16 años "no hay una explicación sensata, si acaso insensata. Dejar cerrado un recinto como ese, que además tiene un invernadero con unas colecciones magníficas que hay que cuidar, eso no tiene sentido, ¿verdad?" Otro que le encanta es el Jardín de los Poetas del Alcázar; en realidad, le gustan todos, cada uno por una razón.
"Yo soy aragonés, no sevillano. Nací en Calatayud, pero llevo aquí desde el año 67 (salvo un año que salí a la Universidad de León y volví). Entonces se iba al Parque de María Luisa, y más tarde al de los Príncipes. Nosotros íbamos a llevar a los niños. En otros tiempos, eran las niñeras y las jovencitas las que llevaban a los chiquillos a pasear, y allá que iban detrás los soldadetes a buscar novia, je, je. Pero esos tiempos pasaron, y desde entonces ha sido la razón de pasear con los niños la que ha llevado a muchos adultos a los parques, y ha hecho que los conozcan." Tal es su caso.
Templete mirador (J.Forestier) |
"Pero el jardín más antiguo de Sevilla no es el de María Luisa, sino la Alameda, que probablemente sea, además, la primera área verde lúdica de toda Europa, desde sus orígenes en el siglo XVI. Y luego irían los del Cristina, que son del siglo XVIII." Todos ellos, cada uno en su especie, ofrecen distintos gozos e invitan a diversas experiencias de los sentidos, según dice el catedrático: el paisajismo en el diseño del Parque de los Príncipes, la colonia de nóctulos grandes o murciélagos gigantes del Parque de María Luisa, "con unos 300 o 400 ejemplares, y grandes. Tan grandes que pueden comer hasta pajarillos". O el palo borracho del Alcázar, el sonido de los vencejos en el Alamillo, los enormes ficus de los Jardines de Murillo... Dicho lo cual, ¿para qué sirven? Ornato, descanso, deporte, paseo, lectura, inspiración, limpieza atmosférica, atenuación del ruido, producción de energía térmica, soporte de biodiversidad, generación de oxígeno... ¿os parece poco?.
Fuente: Elcorreoweb
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