La extensa red
de caminos y senderos de Andalucía constituye un potencial turístico de gran
valor, abriendo una puerta a la naturaleza, el deporte, la fotografía, la
pintura, la observación paisajística, avifaunística, etc., en definitiva un
inmenso abanico de posibilidades con las que practicar ecoturismo y deleitar
los sentidos.
Es preciso
despertar la sensibilización medioambiental de la ciudadanía, administraciones
públicas y propietarios de terrenos por los que discurren estos caminos,
veredas, senderos y vías pecuarias, procurando conciliar los intereses de cada
cual en orden a lograr un desarrollo del entorno verdaderamente sostenible y
responsable.
Con la colaboración de todas las partes
directamente implicadas se podría conseguir el mantenimiento de este recurso
con un mínimo esfuerzo: Si, por una parte, algunos de los usuarios de esta red de caminos dejasen de arrojar escombros, enseres, latas, plásticos, etc. tratando
al campo como un gran vertedero, y si por otra parte las administraciones
hicieran lo posible por mantener limpias las cunetas y lograr con ello
canalizar las aguas de lluvia para evitar la erosión de los caminos,
señalizasen debidamente los mismos y, por supuesto, no “urbanizasen el campo”
cuando conceden proyectos de reforestación, mejora ambiental y paisajística,
llenando los caminos de talanqueras de madera para lo que ha habido que talar
cientos de árboles, o cuando aplican un proyecto de reforestación como, por
ejemplo, en el Cerro de Santa Brígida en la localidad de Camas, donde por
cierto todavía no se ha plantado un solo árbol y sin embargo se ha llenado de
vallas el campo, habiendo conseguido hasta el momento con el ensanche de los
antiguos caminos únicamente habilitar el acceso en automóvil a la cumbre del
cerro, y por último, si los propietarios de las fincas por donde discurren
estos caminos públicos dejasen de usurpar con el arado más terreno en beneficio
propio como viene ocurriendo desde hace ya bastantes años y como podemos
comprobar a la altura del Collado de las Redondillas en el Camino del Agua,
donde año tras año se siguen colmatando las cunetas del camino hasta que llegan
a desaparecer para con ello poder sembrar algunos girasoles más; seguramente
todos saldríamos ganando, además se reducirían sustancialmente los costes de
mantenimiento y limpieza, se obtendrían mayores beneficios económicos y de
recursos laborales, podríamos disfrutar de la naturaleza y, sobre todo,
evitaríamos pasar a la historia como una generación aniquiladora del patrimonio
e insensible a lo que le rodea, todo ello con el único esfuerzo que supone
utilizar el sentido común.
Es interesante
añadir un dato: Las dimensiones de una Cañada Real en el S. XVIII oscilaba
entre los 300 y 800
metros de ancho, actualmente el Código Civil y la Ley 3/1995 definen la
denominación y anchura máxima que puede tener una vía pecuaria, “en algunos
tramos puede tener anchos mayores como consecuencia de la existencia de otras
superficies pecuarias adjuntas, por ejemplo descansaderos y abrevaderos, en
otros casos puede tener anchos menores como consecuencia de su vida
administrativa”. Las actuales medidas son las siguientes: Cañada: Vía cuya anchura no exceda de los 75 metros , Cordel: Cuando su anchura no sobrepase
los 37,50 metros
y Vereda: Vía cuya anchura no sea
superior a los 20 metros .
Difícilmente encontramos hoy día en Andalucía vías
pecuarias íntegras, incluso con estas ya muy mermadas dimensiones causadas por
la industrialización y la ausencia de paso de ganados trashumantes. Relegadas
en la actualidad a ser utilizadas principalmente como vías de acceso a
cortijos, haciendas y fincas agrícolas, son cada vez más demandadas por un
creciente turismo senderista y ciclista principalmente, con necesidades de paso
infinitamente menores que cuando eran utilizadas para la trashumancia. Debería
haber llegado el momento en que se marquen con claridad unos límites mínimos
para todos los caminos después de haber cedido ya el erario público suficiente
terreno a cambio solo de la permisión de paso por estas vías cuando atraviesan
terrenos de titularidad privada.
Un ejemplo de sostenibilidad y desarrollo
responsable son las políticas que vienen llevando a cabo las administraciones
competentes en materia de turismo y medio ambiente en Extremadura, habiendo
conseguido en gran medida sensibilizar a los ciudadanos y, entre todos,
administración, usuarios y propietarios de fincas, recuperar la mayor parte de
estos viales de uso público en beneficio de la Comunidad Autónoma
y sus visitantes.
A
continuación, y con el apoyo del mapa adjunto, cada lector puede confeccionarse
su propia ruta y con ello descubrir el enorme tesoro que encierra el aljarafe
norte, pudiendo combinar el turismo deportivo, con el monumental y el
gastronómico entre otras modalidades.
Plano territorial |
Artículo elaborado por:
Miguel A.
Spínola Mena. Taller de Empleo “Las Joyas de la Ecovilla ”.
Módulo de
Agentes de Desarrollo Turístico. M.D.F.A. Castilleja de Guzmán.
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